domingo, 11 de enero de 2009

TODO QUEDÓ EN UN SUSTO Y LA TECHUMBRE CARBONIZADA (Recuerdos de un 29 de mayo de 1966).




Después de un apacible día de excursión por tierras maragatas en compañía de mi churri, y cuando nos disponíamos a enfilar la recta que va desde La Virgen del Camino hacia León observamos que una columna de humo se elevaba por encima de la ciudad. A medida que nos acercábamos a nuestro destino la curiosidad se convirtió en inquietud al comprobar que la columna de humo salía de la mismísima Catedral. Encendimos la radio del coche y se confirmaron nuestros peores presagios: había un importante incendio en La Catedral.

Ya en casa, nos desplazamos presurosos hacia la Plaza de la Regla en donde nos encontramos con una multitud de personas que contemplaban atónitas el incendio. La ciudad estaba en vilo pensando que la joya de su patrimonio podía quedar hecha cenizas por un preocupante incendio.

Todo se había iniciado mientras Fidel Alonso oficiaba la misa vespertina y una mujer dio la voz de alarma. Él siguió diciendo misa y otro sacerdote, Julio G. Frade, invitaba a salir a los asistentes “con prudencia”.Los leoneses comenzaron a agolparse en la plaza del templo, los bomberos llegaban poco después de las ocho de la tarde acompañados del estruendo de sus sirenas, que ‘avisaban’ a más gente del incendio que iba tomando unas proporciones alarmantes pues había llegado hasta el tejado del templo, que ofrecía el mejor caldo de cultivo para propagarse, una madera reseca.

¿Qué provocó el incendio? Todas las opiniones coinciden en que fue uno de los rayos de la tormenta que aquel domingo vivió la ciudad. El siempre recordado Antonio González de Lama, que se tuvo que refugiar de la lluvia en el bar Exprés, contaba que escucharon perfectamente “un estruendoso ruido de truenos seguido de algunos rayos”. Una chispa de estos se apunta como la causa principal del incendio.La madera seguía ardiendo. Llevaba 60 años colocada, desde la restauración de principios de siglo.

Todos se volcaron a apagar el fuego, se estrenó el nuevo equipo apaga incendios de la Diputación, sus mangueras nuevas, pero el templo es muy alto y presenta muchas dificultades. Las industrias cercanas ofrecían sus modestos extintores, también llegó el equipo de la Base Aérea de la Virgen del Camino, los soldados del Cuartel de Almansa, los bomberos se juegan la vida ascendiendo por el templo... pero el fuego sigue avanzando.A las nueve de la noche las emisoras locales interrumpen su programación normal, piden ayuda a bomberos de provincias vecinas y reciben respuesta de Asturias, Santander y Valladolid. Sus efectivos salen rumbo a León, los leoneses calculan cuando llegarán...

Los arquitectos Juan Torbado y Barrenechea dirigen los trabajos. Temen que se produzca la caída en bloque de las vigas “y ceda la nave mayor”. Algunos leoneses lloran en la plaza mientras el fuego crece, Crémer escribía que “el fuego nos dolía en propia carne”. Toda la ciudad estaba allí, con el Obispo Almarcha y el Gobernador al frente. Los seminaristas empiezan a sacar libros del templo, también las reliquias de San Froilán.

A las diez y media comienza a ceder el fuego, a media noche ya está controlado con bomberos de Valladolid, Avilés, Burgos, Zamora, Palencia... hasta el alcalde de Oviedo vino con sus bomberos. Todo quedó en un susto y la techumbre carbonizada.

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