domingo, 18 de enero de 2009

¿Creía en Dios Teresa de Calcuta?



Cuando Teresa de Calcuta (1910-1997) recibió el premio Nobel de la Paz, en diciembre de 1979, pidió que la Navidad que llegaba sirviese para tener presente a Cristo. Once semanas antes, escribía a un confesor: "Jesús tiene un amor muy especial por ti, pero por mí... el silencio y el vacío son demasiado grandes, miro y no veo, escucho y no oigo, la lengua se mueve, pero no habla". Es una de las muchas frases escritas por la beata que resumen la profunda crisis de fe de los últimos 50 años de su vida. Un libro, El secreto de la madre Teresa, bucea en 40 cartas en las que cuenta estos sentimientos espirituales.

"¿Dónde está mi fe? Incluso en lo más profundo, no hay nada, excepto vacío". Son confidencias en forma de epístolas a varios confesores a lo largo de más de 60 años, que dan una imagen de la beata muy distinta de la pública. En ellas, Teresa de Calcuta describe su sentimiento como un "un enorme vacío y oscuridad", según un amplio reportaje de la revista británica Times Magazine.

El primer texto, en el que llega a negar incluso la existencia de Dios, está escrito en 1948, cuando empieza a trabajar con los más pobres. "Señor, mi Dios, ¿quién soy yo para que me abandones? [...] Yo llamo, me aferro, quiero, pero nadie responde, nadie a quien agarrarme, no, nadie. Sola, ¿dónde está mi fe? Incluso en lo más profundo, no hay nada, excepto vacío y oscuridad, mi Dios, qué desgarrador es este insospechado dolor, no tengo fe [...] Tantas preguntas sin responder viven dentro de mí con miedo a destaparlas por la blasfemia. Si hay Dios, por favor, perdóname [...] ¿Me equivoqué rindiéndome ciegamente a la llamada del Sagrado Corazón?". Este texto y otro escrito en 1959 son los que más claramente muestran sus dudas sobre la existencia de Dios: "Si no hay Dios, no hay alma, si no hay alma, entonces, Jesús, tú tampoco eres verdadero".

Pero en muchas otras epístolas se refiere también a sus sentimientos de "vacío, aridez". "Hay una terrible oscuridad dentro de mí, como si todo estuviera muerto. Esto es así más o menos desde que comencé a trabajar".

Teresa de Calcuta, que fue beatificada en 2003 y cuya canonización está en trámite, era consciente de la ambigüedad en la que vivía. "La sonrisa es una máscara, una tapadera que cubre todo. Hablo como si mi corazón estuviera enamorado de Dios; si estuvieses ahí, dirías: 'qué hipocresía", confiesa a un consejero.

Llegó un momento en su vida, después de cambios sucesivos de confesor, en el que asimiló esta sensación. El reverendo Neuner le da la clave para aceptarlo a principios de los sesenta. Le dice que no hay un remedio humano, por lo que no se tiene que sentir responsable de su sentimiento; que sentir a Jesús no es la única prueba de que está ahí; y que su ansia de Dios es un signo de su presencia en su vida. La beata puede soportar "por primera vez en años esa oscuridad".

Antes de morir, Teresa de Calcuta pidió que se destruyera toda su correspondencia. "Si las cartas se hiciesen públicas, la gente pensaría más en mí que en Jesús". Pero no fue así. Por el contrario, han servido para dar forma a este libro que no está confeccionado precisamente por sus detractores. El editor es Brian Kolodiejchuk, principal postulador de la santidad de Teresa de Calcuta, quien ha aportado todo este material al proceso de canonización.



Biografía:

Madre Teresa de Calcuta. Agnes Gonxha Bojaxhiu. Nacionalidad: AlbaniaSkopje, Macedonia 27-10-1910 - Calcuta 5-9-1997. Religiosa.

Nacida en Skopje, Albania, actualmente capital de Macedonia, su nombre original era Agnes Gonxha Bojaxhiu. Realizó estudios en Dublín y en Darjeeling, trasladándose a la India en 1928 como novicia de Las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto. En Calcuta, impartió la docencia en la St. Mary's High School, escuela de la Orden. En 1937 tomó los votos definitivos. Jefa de estudios del colegio durante varios años, en 1946 decidió cambiar de actividad y dedicarse al cuidado de los más desfavorecidos de Calcuta, tras comprobar que era más importante la labor que podía desempeñar en una de las ciudades más pobres de la tierra.

Dos años más tarde marchó a París, para estudiar enfermería y atención al paciente, volviendo poco más tarde a la India para fundar una escuela para niños. En 1950 decidió fundar una congregación que denominó Misioneras de la Caridad, recibiendo el visto bueno de la diócesis de Calcuta.

Su objetivo era dedicarse exclusivamente al cuidado de los enfermos, los pobres y los desvalidos de Calcuta. La regla de la orden se basaba en los votos tradicionales, es decir, pobreza, castidad y obediencia, a los que añadía un cuarto que era la promesa de servicio a los menesterosos, en quienes Teresa de Calcuta veía la encarnación de Jesucristo. Poco tiempo más tarde la orden fue aprobada por Roma, abriendo en 1952 la primera Casa de los Moribundos indigentes, llamada en hindú Nirmal Hriday (Corazón puro). Cinco años más tarde, en 1957, se dedicó también al cuidado de los leprosos. Con el tiempo, la labor de la Congregación fue haciéndose cada vez mayor y más eficaz, extendiendo su trabajo no sólo a Calcuta sino a otras ciudades de la India y aun a los cinco continentes.

Su labor abnegada, su entrega incondicional y la defensa constante de los más pobres le valió ser reconocida con varios premios, como el Premio Internacional de la Paz Juan XXIIII, que le entregó Pablo VI, el Premio Buen Samaritano (Boston), o el Premio Nobel de la Paz, que le fue concedido en 1979. Su precario estado de salud no le impidió trabajar a favor de los más pobres hasta sus últimas fuerzas, al punto que el mismo papa Juan Pablo II le solicitó que disminuyera su ritmo de trabajo debido a su precario estado físico. Nacionalizada india, falleció en Calcuta el 5 de septiembre de 1997, siendo reconocida como una de las personalidades más influyentes, con su ejemplo, de finales del siglo XX.

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